Una separación mágica

 

Una separación mágica

Una noche de invierno con mi madre y mi hermana menor salíamos de ver una obra de teatro la cual hablaba de un chico que no sabía cómo manejar su ansiedad.

En la vuelta a casa, hacía demasiado frio y la noche estaba muy oscura. Cuando de repente veíamos movimiento extraños detrás de nosotras, sentíamos que algo o alguien nos estaba siguiendo. Nos dimos vuelta y eran dos señores grandes, encapuchados, vestidos de negro, y lo único que recuerdo fue que me separaron de mi madre y de mi hermana menor, y que me agarraron y me metieron en una camioneta toda tapada con una manta y atada en las piernas y en las muñecas.

Todo era desesperación y angustia. No sabía a donde iba, en donde iba a parar, con quienes estaba, si a mi madre y a mi hermana les estaba pasando lo mismo que a mí. No sabía nada, pero al mismo tiempo sentía que sabía todo. Porque sentía que lo que me estaba sucediendo lo iba a poder solucionar y que nada me iba a pasar.

Al pasar el tiempo, la noche se hacía cada vez más larga y fría, y yo seguía separada de mi madre y de mi hermana. Hasta que sentí que la camioneta frenó, y que habíamos llegado a ese supuesto destino que yo no sabía cuál era.

Me bajan de la camioneta, yo seguía atada en las piernas y en las muñecas, sin poder ver, gritando desesperada porque no sabía si era el fin de mi vida.

Me sentaron en una silla y me destaparon los ojos, pero mi boca me la cubrieron con un pañuelo que se podía desatar detrás de mi cabeza, pero aun mis muñecas y piernas seguían atadas.

Pasaban las horas y no me daban de comer, no me decían por qué me secuestraron a mí. No sabía nada. Siguieron pasando las horas y del aburrimiento empecé a analizar el lugar en donde me encontraba sentada, atada y sin poder hablar, ni comer; solo observar y respirar. Hasta que encontré como una especie de rama pero no era cualquier rama, sino que era una rama muy finita y larga.  

Estaba pocos centímetros de mí, con todas mis fuerzas pude alcanzarla con mis pies, la agarré y con solo sacudirla de la desesperación, pude salir de ese lugar tan feo, oscuro y deprimente. Aparecí en el mismo lugar en donde había sucedido todo, donde me habían agarrado y me metieron en una camioneta. Retrocedí el tiempo. Era una barita mágica para mí. Pude retroceder el tiempo, y cambiar ese momento trágico que vivimos con mi madre y mi hermana menor. Pude volver a verlas y evitar ese momento de separación.

En el momento en que volví a esa escena de la calle con mi mamá y mi hermana menor, ellas me preguntaron si yo estaba bien porque tenía cara de asustada, como si hubiera vivido una pesadilla. Les expliqué toda la situación y ellas mismas se quedaron pensando en que momento había sucedido porque siempre estuve con ellas y no habían visto nada.

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